miércoles, 9 de septiembre de 2015

Expectativas

He vuelto. Y aunque a veces la ciudad me agobie y estrese, siento más que nunca las ganas de quedarme. Este sitio me aleja de fantasmas pasados y me rememora momentos felices. También me chilla, me pita, me ladra y me avisa de que el metro se va conmigo o sin mí. Empiezo a sentir aires de hogar: estoy con la familia que se elige. Me desvelo y me desoriento porque adaptarme a los cambios siempre me resultó difícil. Pero me gusta. Aunque sueñe con aventuras quizá no estoy hecha para vivirlas. O quizá cuando las viva se conviertan en pesadillas.
Esto no es una mera sucesión de sentimientos. También es reflexión, ahínco en lo hondo de mi mente, descripción de nuevos olores y ruidos a mi alrededor Recuerdo aquello de mirar el desagüe de la bañera, que se lo traga todo. Mi desagüe está sucio y carece de rejilla, así que se traga más de lo que debería. Supongo que no siempre podré adaptar mis costumbres y creencias allá donde vaya, que a veces tendré que ceder, adaptarme yo, aprender de nuevo. Esa gran sensación de cambiar algo que creías o pensabas por algo mejo. Un leve momento de difícil reflexión, que a pesar de lo que pensabas te digan que tienes pensamientos prejuiciosos y cerrados. Pero te niegas. Me niego. No sé lo que quiero ser pero sé lo que no quiero ser. Así que callo y escucho. 

La madera se friega con vinagre y no por mandar más te van a hacer más caso.

martes, 1 de septiembre de 2015

Y con un final

Cualquier retazo de ti me es válido para estas noches. Cualquier dato inoportuno e inexacto sobre qué cómo, cuándo o por qué. Quizás esto sea más comunicar que aliviarme. Quizá partí en dos los restos de esta historia, quedándome con la esperanza y los recuerdos, tirando los fantasmas y las fobias. A veces imagino sin fronteras; en mi mente no hay vallas de espino ni alambradas, ni barreras. Imagino y no me quedo atrás en creatividad ni en ideas. Recorro todas las opciones de un rencuentro. Tengo todas las papeletas para una telenovela. Y aún así me quejo. Y mientras busco comprensión a noches en las que más que en vela me quedo en la oscuridad de mi mente, avanzo con zapatos hechos con mis propias decisiones, con seguridad y caricias que reconstruyen todo lo derribado. Suenan canciones de tiempos nuevos, pero como dice Irene X "ni llevarán tu letra ni me harán olvidar tu música". ¿Y si ya no soy la protagonista de esas historias? Me salí de un cuento para meterme en otro y ahora soy un personaje que intenta escribir sobre princesas fuera de Camelot. Quizá nunca más vuelva a serlo. Y aunque esta noche cualquier retazo de ti me es válido, quizá mañana no me sirva con saber inexactamente un qué, un cómo, un cuándo o un por qué.

Pero esta noche... esta noche, me conformo.