miércoles, 29 de enero de 2014

"El olvidado"

Como si de un libro se tratase,
de los de papel y portada
cuenta con las notas que tiene
como son sus madrugadas.
Ella, silenciosa y siempre
sobre una hoja rasgada
con esperanza hace
pasar la tinta por el alma.
Y el barco en el cual navega
con las cuerdas hace magia.
El mástil que hace variar
entre soneto y melodía,
una historia ya olvidada.
Él, impetuoso y siempre
sobre su blanco instrumento
cuenta que siente rabia.
Ella le cuenta cuentos
de marineros que pierden
la vida en alta mar por culpa
de cantos de sirenas
que cambiaron por piernas su voz.
Pasa el tiempo en tierra firme
El silencio afloró
y la vida,
obligada a seguir sin mar
leía cada noche sus historias
escuchaba cada amanecer
su soledad.

martes, 28 de enero de 2014

Más de tres mil millones.

Leo todos los días sobre un tema que me trae de cabeza: el feminismo. Aunque siempre teniendo bastante clara en qué posición me encuentro y me encontraré siempre, porque lo único peor que un obrero de derechas es una mujer machista. Bueno, si cabe, hay algo peor que ser machista, y es saberlo y no querer remediarlo. Darme cuenta en el último año de mi vida de la cantidad de cosas machistas que me rodean y que digo y sobretodo puedo llegar a pensar al cabo del día me hacen plantearme cómo darme cuenta de cuál es ese punto medio exacto al que queremos llegar al fin y al cabo: la igualdad. 
Suena a tópico, soltado por una cría que hace apenas unos años no tenía ni idea de nada y que se sentía tan vulnerable a la inseguridad como muchas otras chicas. No digo mujeres, porque hace unos años era un niña. Solo eso. Incluso utilizar la palabra "mujer" ahora ara designarme me parece demasiado grande. 

¿Qué es una mujer? Si le mandas dibujar a un niño una mujer empezaría por ponerle el pelo largo. Seguidamente un vestido y puede que hasta unos tacones. Quizá le pinte los labios y hasta los ojos. O le haga pechos. Tomará como referencia a su madre, o a su profesora, pero si le dices que pinte a una "mujer", ¿dibujará a una compañera de clase? Seguramente no. 

Si buscas "mujer" en Google te aparecerán un montón de imágenes de, obviamente, mujeres, la mayoría de ellas guapísimas y maquilladas. Y figuras de mujeres delgadas, estilizadas, elegantes, sexys... Quizá te aparezca alguna embarazada, o la Virgen María. Pero eso no viene a cuento.

¿Qué tiene que ser una mujer? Guapa, delgada, sensual, azarosa, complicada, ¿quizá? Tiene que cuidar su imagen. Estar siempre bien peinada, deslumbrante, preparada para todo. Tiene que tener curvas, de esas que aparecen en las imágenes de Google. Perfectamente depilada y suave como el culito de un bebé. Tiene que cuidar qué se pone. Que no enseñe más de lo necesario. Pero un poco si, recordad: siempre sexys. Tiene que quererse a sí misma. Y con esto quiero decir que no debe besar a muchas personas, ni enseñarle su cuerpo a muchas personas, y mucho menos acostarse con muchas personas. Una mujer se pone guapa para que los demás la vean y lo piensen. No para sí misma porque le guste. Debe "estar mona" para los demás. Una mujer tiene que querer un hombre que la proteja, querer tener hijos, ser una madre que mantenga la figura después de tenerlos. Tiene que ser dulce y le tienen que encantar que su pareja le haga regalos con cualquier motivo: un ramo de flores, ositos de peluche, bombones, collares... Le tienen que gustar los vestidos, las faldas, los tacones, el maquillaje. Tiene que querer adelgazar antes de todos los veranos. 

"Exagerada" pensarán algunos.

Si, estoy exagerando. Pero releelo y piensa en que dirías de una mujer si hiciera todo lo contrario de eso.

sábado, 25 de enero de 2014

Se buena chica.

Asúmelo, no puedes hacer nada, resígnate. Sigue adelante, olvídalo, llora por ello de vez en cuando. Guarda los recuerdos siempre que puedas. No luches, no incordies. Que nadie te vea pasarlo mal. No te quejes. No te tomes las cosas a pecho, no es des importancia, pero no te descuides. Preocúpate por los demás. No te comportes como una niña: no eres una adulta. No sabes nada, no hables, no digas tonterías, que no te juzguen mal. Vístete correctamente, no te salgas demasiado de las modas. Arréglate cuando las fechas lo dicten. No te quejes. No grites, la culpa la tienes tú. Estudia pero no te agobies. Tu futuro depende de esto. No intentes entender las cosas, y mucho menos cambiarlas. No eres nadie. Búscate un trabajo en cuanto acabes de estudiar. Ayuda aunque no te lo vayan a agradecer. Por mucho que hagas, te sentirás inútil. Nunca va todo bien. No seas borde con la gente, se encantadora y sociable, hasta con los que te parecen gilipollas. No se lo digas, guárdatelo, invítales a una cerveza. Ríete con las bromas estúpidas. No mires mal a nadie, no señales. Esta mal odiar a alguien. Cuídate las compañías. Haz como que no sabes nada. Piensa que los platos rotos no lo están. No guardes rencor a nadie. Haz lo que te manden, dependes de muchas más personas de las que crees. No discutas, no te metas en política, que te de igual lo que hacen contigo y tu vida. No te cases hasta los treinta, pero cásate. Ten hijos. Cámbiate de móvil de vez en cuando. Vístete mejor. Levántate de buen humor todas las mañanas. No te enfades, no pierdas los estribos, se educada y no te indignes demasiado.

Intenta ser feliz, y si no, aparéntalo. Y sobretodo, no te quejes.

domingo, 12 de enero de 2014

No necesito motivos para la soledad.

No necesito motivos para estar sola. A veces la soledad me inspira. No necesito motivos para querer salir a pasear sin hablar ni hacer nada interesante. Para encerrarme y escuchar música en silencio, dormitar a media tarde o leer parando en cada página. Tampoco los necesito para bailar sola mientras cocino, en la ducha o para tocar la guitarra y cantar a plena voz canciones tristes. No los necesito, pero a veces los tengo. Motivos derivados de "nada en especial". Motivos derivados de pesadillas guardadas por obligación y de ilusiones que no quisieron compartir conmigo. Del mundo me cansa y las personas me aburren. Si, aunque parezca imposible, las personas me aburren. Y si no me aburren no me dan motivos para dar paseos con ellas. 

Así que salgo a dar paseos sola y, si me canso de mí, busco a alguien con quien hablar de mis pesadillas. Aunque no le interesen.

jueves, 2 de enero de 2014

Viejo no es lo mismo que antiguo.

Había pasado el tiempo. Yo lo notaba en su cara, un poco más desgastada y llena de arrugas. Tenía los ojos rojos. Unos ojos verdes que yo me preguntaba cada vez que le veía si eran los que yo había heredado. A veces lo parecían, a veces no. El pelo un poco más blanco, un poco más débil. La voz sonaba como siempre: única, rota, alta. Se reía enseñando los dientes como siempre había hecho, con una risa nerviosa que seguro que había heredado yo. Nerviosa pero contagiosa. 
Hablábamos de la vida. A mi me parecía absurdo que alguien que apenas había llevado un camino recto en su vida me hablara de ella. Procuraba leer entre líneas, buscar detrás de cada palabra aquella verdad que me tenía en vilo desde que se me calló del altar. En esos momentos deseaba no haber crecido, deseaba no saber algunas cosas, no darme cuenta de otras. Deseaba pensar que era la niña más afortunada del mundo y que él había sido y será siempre lo que yo quería que fuese. Me volvió a mirar. Se le veía cansado. 
A pesar de todo lo que se había roto con el paso de los años, seguía habiendo una extraña complicidad. Algo que hacía que todas las demás personas de la sala sobraran al no entender lo que yo sentía al verle. No sabía si el sentía lo mismo, ese cúmulo de sentimientos y recuerdos que luchaban por llevarse a la tumba una imagen correcta de él. '¿Quién es?', me preguntaba a veces, después de casi dos décadas en su vida. 
Me preocupaba más de lo que él pensaba. De lo que yo entiendo y de lo que mucha gente quería que me preocupase. Pero me daba igual. Evitaba los fantasmas, las malas intenciones, los malos recuerdos y le miraba otra vez.

"-¿Por dónde viene el sueño? -Por la ventana.", el mismo sitio por donde se escapan una vez rotos.