¿No te sientes un niño aún? Entras en un ascensor de desconocidos y todo el mundo mira hacia abajo. Menos los niños; ellos alzan la vista y observan a su alrededor. Nadie les dirá nada, son niños. Comiéndoselo todo a su paso con la mirada, sacando conclusiones descabelladas y fantasiosas de la vida que van desapareciendo con la edad. ¿Y por qué? Yo no quiero que desaparezcan. Quiero seguir observándolo todo, quedándome no solo con lo importante, si no también con los detalles. Detalles de momentos que solo vivirás una vez. Poder describir cada cosa que veo y vi, que sentí, que pensé, que oí.
Perfectos idiotas los que dejaron que el tiempo pasara también en sus mentes. Los que entraron aquel ascensor, bajaron la mirada, y no encontraron más que sus pies y su vida.